En esta práctica sexual que Afganistán disfraza de tradición, los niños bailan para los adultos afganos y son forzados a practicar todo tipo de actos sexuales que ordenen sus ‘compradores’. Así es la red de explotación sexual a niños que el sistema decide dejar impune
La situación política en Afganistán se vuelve cada vez más incierta, luego de que los talibanes tomaran el mando de un país que lleva años siendo devastado por las guerras, lo cuál resulta alarmante para las mujeres, pero también para los niños, y una de las grandes preocupaciones de ONG’s como Save the Children so las tradiciones como la de los ‘Bacha Bazi’.
En el último mes, al menos 75 mil menores fueron obligados a abandonar sus hogares, por lo que Save the Children emitió un comunicado en el que afirman que seguirán su labor en Afganistán.
“No hubo nunca un momento más importante que este para confirmar nuestra dedicación respecto del pueblo afgano, y nuestro compromiso en permanecer y trabajar en el país. Save the Children Afganistán no abandonará su trabajo, el personal o las comunidades que apoya desde 1976”, declaró Christopher Nyamandi, director general de Save the Children Afganistán.
Y es que la crisis política que se vive en el país ha sacado a la luz prácticas afganas preocupantes que han sido condenadas por todo el mundo, como la de los Bacha Bazi, que son niños explotados sexualmente, de los cuáles se calcula que hay cientos en estos momentos.
¿Quiénes son los ‘bacha bazi’?
Los ‘bacha bazi’ —o ‘boy play’, como se denominan en inglés— es el nombre que se le otorga a estos niños y adolescentes abusados sexualemente en condición de “esclavos”, el término, que significa “jugar con los muchachos” en dari, hace referencia a la crueldad de dicha práctica.
Como mencionado, éstos son menores víctimas de abusos sexuales por parte de hombres adultos afganos o militares. Aunque afecta, concretamente, a los niños que proceden de familias con escasos o nulos recursos para vivir. Se trata de un sistema de prostitución de menores que no es para nada desconocido en el país. Tal y como explican desde la red de organizaciones no gubernamentales que velan por el cuidado de los niños en los conflictos armados, War Child International, los adultos adinerados o con poder se aprovechan de aquellos menores que, obligados por su familia o situación precaria, se ven forzados a salir a la calle en busca de comida o dinero.
Las víctimas se encuentran generalmente entre los 10 y los 18 años, y son procedentes de familias de clase baja.
Así es como algunos se valen de su vulnerabilidad para ofrecerles dinero a cambio de que los chicos bailen para ellos. Esta proposición que, en cierto modo, podría parecer hasta inocente, esconde en realidad una práctica de esclavitud sexual y violaciones continuadas. Los ‘boy play’ que acceden a estos servicios suelen acudir a eventos sociales especiales como las bodas, donde bailan ante un círculo de hombres vestidos y maquillados como mujeres. Después de los bailes, muchos de menores son forzados a hacer algún tipo de práctica sexual a sus ‘dueños’.
Muchos de estos menores prostituidos pasan el día y la noche junto a estos compradores, por lo que no pueden ni asistir a la escuela, tal y como denuncia el informe de Save The Childern, ‘Afraid to go outside. The impact of conflict on childern in Afganistán’. Aunque el verdadero peligro de estas prácticas de sobra conocidas y legitimadas es que los captores de menores no son criminalizados, muchos casos ni siquiera llegan a ser denunciados o procesados por el temor de los pequeños y, por tanto, los responsables nadan en la más completa impunidad. “Sin el apoyo del sistema legal, los casos notificados de ‘bacha bazi’ no fueron tomados en serio o llevados a juicio; la práctica en sí no estaba tipificada como delito. Este sistema inactivo dejar ir a los perpetradores impunes y les permitió continuar ciclos de abuso”, denuncia el informe publicado en 2019.
Gobierno afgano contra el Bachi Bazi
Los ‘bacha bazi’ no son un problema reconocido a ojos de trabajadores sociales, policías o de las instituciones, lo que lo convierte en un delito casi imposible de perseguir. Por ello, desde las asociaciones en defensa de la seguridad de los menores reivindican la “desesperada” necesidad de proteger los derechos de los niños afganos. Pero la ceguera del sistema es intencionada, ya que, según una investigación llevada a cabo por Afghanistan Independent Human Rights Commission (AIHRC) en 2014, los explotadores sobornaban a fiscales o jueces para silenciarlos. Es por ello que los ‘bacha bazi’ se han convertido en una práctica ligada a la cultura de Afganistán.
No fue prohibido hasta el 2017
No fue hasta el año 2017 cuando el nuevo Código Penal del país puso fin a la legitimización de estas prácticas, o casi. Concretamente, los artículos 579 a 586 del capítulo cinco de esta norma protegen a los niños del abuso sexual y penaliza muchas prácticas de violencia contra los niños, incluidos aquellos que son usados como mero entretenimiento de adultos y por las Fuerzas de Seguridad Nacional de Afganistán (ANSF).
Desde ese año, el anterior gobierno afgano ya había dictado leyes que penalizaban esta práctica, ya que las milicias antigubernamentales usaban cada vez más niños como armas e incluso, altos mandos militares se contraban vinculados con dicha práctica, según afirma Meena Poudel, quien encabeza el proyecto de lucha contra la trata en la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
El motivo por el que impusieron esta nueva ley lo explicó Meena Poudel, del proyecto de lucha contra la trata en la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), a Europa Press: “Los jóvenes secuestrados por los milicianos solían sufrir abusos sexuales antes de que los emplearan como terroristas suicidas”. Pese a las prohibiciones, tan solo un año más tarde de que se decretara esta norma se observó un aumento en el número de casos de explotaciones sexuales a menores, según informó Wali Mohammad Kandiwal, especializado en el impacto de la nueva ley cuyo estudio fue publicado por la Unidad de Investigación y Evaluación de Afganistán.
“Los jóvenes secuestrados por los milicianos solían sufrir abusos sexuales antes de que los emplearan como terroristas suicidas”, afirmó Poudel en 2018.
Ahora, con los talibanes en el poder resulta un misterio el qué ocurrirá con estos cientos de menores explotados sexualmente, quienes ahora están envueltos en un panorama político poco alentador para ellos.
Fuentes: El Confidencial / Reporte Índigo