Por Paola, Itzel y Alessa ¡Ni una más!

Por Paola, Itzel y Alessa ¡Ni una más!

Con tan sólo 27 años, Paola sería asesinada en la Ciudad de México. Viviría poco menos del promedio de una mujer transexual en el país, 35 años.

La pasada madrugada del 30 de septiembre, Arturo Delgadillo de 36 años de edad, guardia de seguridad, ultimaría a balazos a la trabajadora sexual, quien, relatan sus amigas, se encontraba triste al no conseguir clientes durante ese día.

Por 200 pesos, Paola se subiría al Nissan gris de Delgadillo. Por 200 pesos, el asesino acabó con la vida de su víctima.

Este escabroso escenario se concreta casi seis veces al mes, de acuerdo con reportes de la organización Letra S, donde muchas mujeres transexuales dedicadas al trabajo sexual, como método para conseguir ingresos, son golpeadas, levantadas, mutiladas, violadas y olvidadas en calles o terrenos sin nombre.

¡Tú le disparaste! Acusaba una de sus compañeras a Delgadillo, en un video difundido en redes sociales, donde se observan escenas posteriores del atentado hacia la joven, que pretendía ganar algo de plata para invertir en su cuerpo y subsistir un día más.

Horas después, Delgadillo saldría impune de este crimen por falta de pruebas, aseguraría la Procuraduría de Justicia de la Ciudad de México. Sin embargo, el olvido, no sería otro de los protagonistas en este caso. A la calle saldría Paola en un féretro, “a protestar”, dicen sus compañeras, en el lugar donde fuera fulminada.

Miles de casos de impunidad hacia personas de la diversidad sexual se concretan debido a que no existen testigos que argumenten la violencia sufrida por parte de las víctimas ¿Quién defendería a una persona enferma, rara, loca y que no es normal? Nadie, esa es la premisa principal de las autoridades omisas y de los malhechores guiados por la misoginia, el machismo y la enfermedad.

Los padres de Paola ni siquiera se presentarían a su funeral o al entierro, de acuerdo con medios de comunicación. Nunca apoyaron que su “Carlos” se vistiera de mujer, dicen sus amistades.

En materia de derechos, la comunidad Lésbico, Gay, Bisexual, Transgénero, Transexual e Intersexual continua desprotegida; estos siguen siendo cercenados al igual que sus cuerpos, al no avalar la tipificación de crímenes de odio por lesbo, homo, bi y transfobia.

Paola, ha sido un caso muy sonado durante las últimas semanas. Ha revelado, de nueva cuenta, un contexto de inseguridad en el que se encuentran expuestas, no sólo las mujeres transexuales, sino las y los trabajadores sexuales que se dedican a ese oficio, ya sea por convicción, necesidad o esclavitud.

Paola, ha expuesto que los temas referentes a la sexualidad siguen siendo sinónimo de asco, repelencia e injusticia. Prueba de ello son también los casos de Itzel Durán Castellanos de 19 años, asesinada a cuchilladas en su domicilio; Alessa Flores, asesinada en el hotel Caleta cercano al metro Chabacano de la capital y otras 17 personas que se han incluido en carpetas de investigación empolvadas, en lo que va del año.

A pesar que México cuenta con tratados internacionales en materia de derechos humanos, 181 para ser exactos, sigue siendo el segundo país con más crímenes contra personas trans, sólo por debajo de Brasil, entonces ¿qué hay detrás de estos casos?

Intolerancia, ignorancia, desinterés, falta de educación y sensibilización ¿Será que las instituciones requieren de más ‘Paolas’, ‘Rebecas’, ‘Cassandras’ o ‘Fernandas’, para legislar y meter manos en el asunto?

No, no queremos ni una más, exigimos justicia, la misma por la que Paola salió a las calles aferrada a un féretro color negro, con una cruz de flores y cargada por sus compañeras de oficio, de talón, de vida.

Fuera del Clóset

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